jueves, 30 de agosto de 2007

BIB AZAHAR 12

Días, semanas, meses…
Ausencias que no son de cuerpos hoy se toman su propio peso. Más que la lectura del cielo, la escritura del alma quiebra mis sentidos al despedirse sin estrecharme. Años perfectos desahogados en hojas delicadas de sueños que traspasaban el tiempo, hoy, falta de tiempo e inspiración volátil alejan al amor que me llena más que los besos de cualquier hombre.
Una pluma será por siempre mi voz, aun cuando en este segundo no sea la misma que volaba, pero aun así llegará al cielo la inspiración, siempre que el alma del escritor desee darle las alas que expresen amor. La tinta que delimite las letras, será siempre los límites de la mente de aquel cuya vida se centra en las letras, libros y poemas, novelas y leyendas, es un mundo que no sufre de tan diversas apariencias.
Puedo sincerarme y decir que extraño plasmar más de dos letras, dejar que se escriban historias enteras. Soltar mi mente y traer con regocijo al autor que en mi alma aún busca páginas en blanco para convertir en arte lo que otros abandonan como si nada valiese la pena.
Donde esta la filosofía que me hacía otra, porque me arrastra el río del tiempo agobiado sin darme momento a observar ese rincón donde todas las vidas se unen. Donde todas las características del ser humano son vistas con ojo fino y separadas en un espacio. Donde nada cae estando en el aroma de la existencia. Donde vivía y ahora no existo. Donde un poema era más que poesía, donde una letra era todo, entero. Donde el sol y la luna no tenían tanta diferencia y eran polos. Pero en ambos sitios escribir era belleza.
Sueños, fracasos, risas y llanto, todo es arte en la escritura, en la lectura, en la lágrima que provoca la más fina experiencia de dulzura. Regresa dulce cara de la ternura. Dichoso Don que me hacía alguien más única. Facilidad extrañada de tocar los corazones de quienes amas, con el sentimiento invisible pero palpable de las nostalgias.
Preciosa habilidad, apreciada tanto como el cálculo de la matemática que dice que somos únicos, que uno más uno es uno aunque sea dos. Grandioso amor, que puede dársele a un papel, admirable profundidad la que puede tener una sola palabra, facultad bendita la que nos hace poetas a simples humanos.

Paola F



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